Monday, January 08, 2007

El Peplum

El Peplum: ¿Género Olvidado?

Esta es una vieja nota de mi amigo Miguel Peirotti (La Voz del Interior, y otras), de cuando salió la pelicula GLADIADOR (R. Scott, 2000). Los datos ya quedan obsoletos en parte (Hoy se termina de filmar 300 (Zach Snyder, 2007), basada en la batalla de Termopilas, y no Gates Of Fire de Mann, por ejemplo). Pero la nota esta muy interesante para conocer un poco mas del genero de luchadores de circo aceitados. Un honor tener una nota suya en mi blog.

LAS SANDALIAS DEL PELEADOR

Desaparecido oficialmente como género en 1964, el peplum, o película sobre la Antigüedad, no gozó nunca de prestigio crítico. Por eso quizás nunca nadie se molestó en revivirlo dignamente. El alicaído director Ridley Scott filmó la costosa Gladiador como el definitivo intento por salvar a este cine del olvido popular y, a la vez, salvarse a sí mismo.

Nadie llora ya al peplum. Nadie se acuerda de este paleolítico cine de acción y aventuras. Generaciones enteras crecieron viéndolo sólo por televisión, cuando es un cine que precisamente resurgió a mediados de los cincuenta para combatir a la pequeña pantalla cuerpo a cuerpo, como dos gladiadores, a muerte.
El peplum es, básicamente, toda película que transcurre en la Antigüedad y cuyo protagonista usa toga y sandalias acordonadas hasta las rodillas. Es la película "de romanos" o "de esclavos". Es, en general, un desprendimiento del cine histórico y debe su nombre latino a las pecheras de los guerreros antiguos. También es conocido como las películas de "sword & sandals" (espada y sandalias) o como "kolosal", por su gigantismo de producción.
La acción del peplum puede transcurrir en la antigua Roma, Grecia, Babilonia, Sumeria, las Galias, la América precolombina o tierras mitológicas como la Antártida. El escenario mitológico ha dado lugar a otra ramificación: el cine de "sword & sorcery" (espadas y brujería), ambientado en tiempos indescifrables, con héroes de musculatura inflamada y pelo lacio y heroínas vestidas con bikinis de piel de mamut. Conan, el bárbaro es el tótem de esta desviación.

Sandalias prehistóricas
De Europa, concretamente de Italia, país que se plantó frente a la hegemonía norteamericana, proviene la primer correntada del peplum. Es la época de Los últimos días de Pompeya (1908), o clásicos del cine silente que dejaban la boca abierta pero muda, como Quo Vadis? (1913) y Cabiria (1914). Italia dominó el mercado hasta la Primera Guerra Mundial. En los años 30 fue rey el principal hacedor del espectáculo "colosalista", Cecil B. DeMille, director-productor que convirtió a Hollywood en su propia Tierra Prometida con diamantes del peplum erótico como Signo de la Cruz y Cleopatra. El género antiguo tiende a desaparecer de a poco con el establecimiento del cine sonoro, que impone el naturalismo. Este eclipse del peplum se prolonga por más de veinte años.
Sandalias rentables
En la posguerra, títulos como Quo Vadis? (1951) anuncian el resurgimiento del género. Eran años de peleas encarnizadas contra la televisión. Se crea, a tal efecto, el Cinemascope, una técnica que amplía la proporción clásica de proyección con un formato apaisado. El Cinemascope fue presentado oficialmente con El manto sagrado, en 1953, la única forma posible de tomar enteros los anchos pectorales de Victor Mature, figurita repetida del género junto a Charlton Heston, protagonista de La Biblia y Ben-Hur. El peplum, quién lo niega, fue siempre más ancho que largo (sin connotaciones por favor).
Los italianos inician su apogeo del género en 1957 con el rodaje de Hércules, con el recientemente fallecido Steve Reeves, ex Mr. Universo y máxima estrella del género. Este Hércules anabolizado marca el nacimiento del peplum itálico, una variante popular, y (mucho) menos seria. Sus héroes son el mencionado Hércules, Maciste, Samson, Atlas, Goliath, Perseo, Ursus y Colossus, un verdadero star-system de gimnasio. Como dijo Groucho Marx: en los peplums los hombres tienen más busto que las mujeres.

Sandalias gastadas
La última etapa del cine sobre la Antigüedad va desde 1958 a 1964, de Hércules a La caída del Imperio Romano. A partir de entonces, el storico-mitologico italiano y el Hollywood romano caen en desuso y mudan sus togas al territorio de la clase B. Desde Italia hubo una especie de epílogo intelectual con intenciones "serias", como la trilogía de Pasolini constituida por Medea (1969), El Evangelio según San Mateo (1964) y Edipo (1967). Pero si hablamos de peplums, por así decirlos, “intelectuales” o de "arte y ensayo", o con pretensiones desmitificadoras o directamente paródicas, deberemos mencionar Julio César con Marlon Brando, Satyricon de Fellini, La vida de Brian de Terry Jones, Calígula de Tinto Brass, La loca historia del mundo de Mel Brooks, La última tentación de Cristo de Scorsese, Asterix y el César con Gérard Depardieu y El Rey David con Richard Gere caminando por la vieja Israel como si estuviera de compras en Casa Beige. Por más romanos que aparezcan, podemos afirmar que de peplums estas películas no tienen nada.

Romanos de barrio
Las películas de romanos o con personajes antiguos o mitológicos goza de buena salud videográfica. Hay más de 40 peplums editados disponibles en los locales de venta y alquiler. Esta es una lista general:
La más grande historia jamás contada, Jesús de Nazareth, Sinué, el egipcio, Espartaco, Barrabás, Quo Vadis?, Salomón y la reina de Saba, Sodoma y Gomorra, La Biblia, Demetrio, el gladiador, El signo de la Cruz, Salomé, César y Cleopatra, Los últimos días de Pompeya, La caída del Imperio Romano, Cleopatra, El manto sagrado, Alejandro Magno, Sansón y Dalila, Ben-Hur (dos versiones), Los Diez Mandamientos, Cleopatra, Julio César, Rey de reyes, El Evangelio según San Mateo, Medea, Satyricon, La vida de Brian, Calígula, La loca historia del mundo, La última tentación de Cristo, El Rey David, Jason y los Argonautas, Lucha de titanes, Conan, el bárbaro, Conan, el destructor, El guerrero rojo, Hércules (con Lou Ferrigno), Hércules (Steve Reeves), Hércules (de la Disney), El príncipe de Egipto (de la DreamWorks).

Gladiador con furia
Si Los duelistas era un ejemplo de preciosismo visual al tiempo que muestra de respeto por la fuente literaria, Joseph Conrad, 1492 - La conquista del Paraíso, en cambio, era un pastiche esteticista en donde Cristóbal Colón parecía tener más claro el rumbo que el propio Ridley Scott, autor de ambos filmes. Con la superproducción Gladiador (2000) Scott busca recuperar credibilidad en el seno de la industria que lo mimó con Blade Runner y luego lo sepultó vivo con Tormenta blanca. Los avances tecnológicos del cine le han permitido reemplazar el cartón piedra de la antigüedad por la infografía de la modernidad, aprovechando los últimos alaridos en materia digital para maquillar los alaridos del guerrero.
Casi un alegato cibernético.
La acción de Gladiador se sitúa en el año 185 después de Cristo, en Roma. El protagonista es Russel Crowe, que es Maximus, un general de las legiones romanas designado por Marco Aurelio su sucesor. Commodus, hijo legítimo de éste, se enfurece y traiciona a Maximus, despojándolo de sus bienes y su familia. Maximus, ahora sin rango alguno, es un vulgar gladiador condenado a enfrentar a leones y luchadores en la arena del circo.
El peplum vuelve gracias a Gladiador. O así parece. Michael Mann (El informante) está involucrado en dos proyectos. Uno es Gates of fire (Puertas de fuego), en la que se narra la batalla de las Termópilas en el año 480 a.C., en la que 300 guerreros espartanos resistieron a miles de soldados persas antes de ser masacrados. El otro tiene a Tom Hanks como Julio César (¡!).
Miguel Peirotti

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